Lo que descubrí haciendo orden
En el post anterior te entregué mis 4 tips para aplicar el método Konmari a tu clóset (y conectar con tu Hestia interna). Si aún no te animas a comenzar con tu orden, te cuento cómo transformas tu vida con el simple hecho de ordenar.

1. El acto de ordenar nos invita a hacer espacio para lo nuevo y soltar lo que ya cumplió su ciclo
El mundo material y el espiritual están conectados, es decir, lo que hacemos y sentimos físicamente, tiene efectos en lo etéreo (y al revés). Entonces, si hacemos espacio en nuestro hogar, que simbólicamente es nuestra mente, estamos haciendo espacio en nuestra mente también. A veces hay pensamientos o formas de pensar que nos acompañan a lo largo de una etapa de nuestras vidas pero que, llegado a un cierto punto, ya debemos deshacernos de ellas porque están obsoletas, ya no nos representan. ¿Qué mejor que ayudarnos entonces con un acto simbólico en el mundo material?
Deshacernos de objetos obsoletos ayuda a crear espacio. Ese espacio es vital para poder activar nuestra creatividad porque nos conecta con el mundo de las posibilidades… ¿y si…? Lo nuevo no puede entrar si sigo apegada a lo viejo, el universo es muy concreto en ese sentido, porque entiende “ok, ese espacio ya está ocupado.”. En términos simples: si ya sientes que tu relación de pareja no te hace feliz, haz espacio; si sientes que tu trabajo es una carga, haz espacio. Y la propuesta aquí es: parte en casa y luego observa lo que pasa.

2. Ordenar es decidir – y decidir es poder
Cada vez que tomo algo en mis manos y me pregunto si me hace feliz, estoy decidiendo. Hay estudios los cuales dicen que el tomar decisiones nos agota mentalmente. Y no sé si alguna vez te has puesto a ordenar toda tu casa, pero realmente quedas exhausta. Sobre todo, si no tienes un sistema. Es como si estuvieras decidiendo sobre tu vida constantemente.

¿Sabes por qué es así? Efectivamente nos estamos preguntando con cada objeto si éste debería estar en nuestras vidas o no. Por eso admiro mucho a los minimalistas extremos que poseen solo 50 o 100 cosas. Ellos saben exactamente lo que tienen y por qué. Tener esa claridad, genera claridad mental. No hay tanta variable. Pero los “simples mortales” como nosotros, poseemos muchas cosas de las cuales a veces ni nos recordamos… Hacer orden nos devuelve claridad, nos empodera porque estamos decidiendo sobre nuestras vidas. Crecemos en confianza y nuestra autoestima también se ve beneficiada.
3. Ordenar nos obliga revisar nuestras vidas
Lo primero que podemos darnos cuenta, es si tenemos apego al pasado o ansiedad del futuro cuando estamos realizando el orden. Si estamos apegadas al pasado, estamos recordando el día de nuestro matrimonio cuando sacamos el vestido de novia lleno de polvo del armario. Y si estamos decidiendo si nos deshacemos de algo o no, y el pensamiento recurrente es ¿y si lo necesito a futuro? – esa es la ansiedad del futuro hablando.
Inevitablemente estaremos revisando nuestras vidas, del recorrido hecho, las decisiones tomadas, las elecciones hechas. A veces no nos puede gustar, pero al menos tendremos un punto de quiebre y de partida al mismo tiempo, si decidimos hacer espacio para lo nuevo y plantearnos seriamente qué queremos.

4. El orden deja fluir la energía correctamente
Cuando ya hemos logrado terminar con el orden y damos un vistazo a nuestro hogar, la sensación de calma nos invade y podemos descansar mejor. Los maestros de Feng Shui saben muy bien que la energía (Qi) debe poder fluir libremente por nuestro hogar, y un hogar ordenado, se siente “más liviano”. Cuando yo había terminado de ordenar y desechar todo lo que ya no era para mí, me visitó un amigo que no sabía lo que había estado haciendo. Su primer comentario al entrar a la casa fue “Está como más liviana tu casa, ¿qué hiciste?” Plop. Es decir, se nota de inmediato el efecto del orden.
5. La belleza del orden
Al ordenar eliges las cosas que quieres en tu vida. Eso requiere que te conectes contigo misma y seas honestas de quién eres. Dejar de inventarte cuentos. Es aceptarte tal cual eres, vivir desde la autenticidad. Y el reflejo de ese ser auténtico es belleza pura, que se verá reflejada en tu hogar también.
6. Como es adentro es afuera
Muchas veces pasa que durante el proceso del orden o al terminar, nuestro cuerpo responda con sarpullidos, malestares estomacales, etc. Eso es normal. ¿Por qué? Porque como ya he dicho anteriormente todo lo que hacemos afuera tiene efectos hacia adentro y al revés.
Hacer orden es como una cirugía, extirpamos lo que no nos aporta, nos hace daño, nos enferma. Y lo normal después de una intervención de esa magnitud es que el cuerpo expulse todo lo que no sirva. Obsérvate, puede que sean granitos en el rostro, algunas manchas o dolores de cabeza. Está bien, es normal. Estás eliminando toxinas: tanto de tu cuerpo como de tu mente.
Al reestablecer el orden externo, lo estás haciendo internamente también. El Qi fluye adecuadamente por tu casa, y así se verá reflejado en tu salud también.

En resumen, ordenar es un acto tremendamente liberador y empoderante. A través de él recuperamos claridad mental, salud física y asumimos nuestra responsabilidad de nuestra vida. Cerramos ciclos para abrirnos a nuevas experiencias, y lo más importante: le decimos que ¡SI! a la vida.
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